El Síndrome de Treacher Collins es una enfermedad rara que afecta a las áreas craneofaciales causando malformaciones en esta zona. Estas deformidades pueden generar dificultades a nivel respiratorio, deglutorio y de masticación, así como en el habla, el oído y la vista.
En estos casos, la fisioterapia tiene un papel fundamental ayudando en las diferentes dificultades que pueda tener el niño y mejorando así su calidad de vida. Dependiendo de los problemas que presente el niño, son varios los objetivos que puede abordar la fisioterapia.
A nivel respiratorio:
Como ya hemos mencionado antes, estas personas pueden tener complicaciones respiratorias e incluso requerir una traqueotomía. El fisioterapeuta forma parte del equipo que coloca el tubo respiratorio, enseñando al paciente a familiarizarse con él y con la nueva respiración que le ofrece la máquina.
En los casos en los que la respiración mecánica no es necesaria, se enseña al niño a realizar una correcta respiración y a eliminar secreciones. Todo esto, además de en su vida diaria, ayudará a evitar futuras complicaciones respiratorias.
A nivel de la deglución y la masticación:
En colaboración con un logopeda, estos aspectos se pueden mejorar relajando musculatura y movilizando las articulaciones de la boca y el cuello.
A nivel de motricidad:
En principio no tiene por qué haber problemas en la motricidad, pero si el niño presenta dificultades en la vista o en el oído, pueden aparecer retrasos a la hora de adquirir los ítems propios de cada edad.
Esto se produce debido a la falta de estímulos proporcionados por estos sentidos y que son muy importantes para su desarrollo. Por lo tanto, en estos casos es recomendable que el afectado acuda a atención temprana para que vaya adquiriendo todos los niveles de evolución motriz que le correspondan.
A nivel de equilibrio:
Las personas con problemas auditivos o de visión pueden presentar dificultades en el equilibrio y la orientación. Si esto ocurre, trabajar las reacciones anti gravitatorias será otro de los objetivos a conseguir.
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Escrito por:
Irati González Liñares
Fisioterapeuta colegiada Nº 41-10626
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