¿Qué es la lateralización cerebral?

La lateralización hace referencia a la distinta especialización de los hemisferios cerebrales. El hemisferio izquierdo está más especializado en el lenguaje y el control de las emociones y el hemisferio derecho en el procesamiento espacial, la percepción de las emociones y el reconocimiento facial.

La lateralidad y la lectoescritura

El desarrollo y maduración de la lateralidad es todo un proceso neurológico que comienza a desarrollarse en el vientre materno y que tiene un fuerte componente social y genético.

Se habla de lateralidad definida, cuando este proceso ha concluido a nivel neurológico y se han alcanzado ciertos hitos, lo que normalmente ocurre sobre los 7-8 años de edad.

Los problemas en el desarrollo adecuado de la lateralización, tienen repercusión en el proceso de aprendizaje de la lectoescritura, y es entonces y por este síntoma, cuando suelen detectarse. Alrededor de un 25% de los escolares presenta problemas de aprendizaje relacionados con la lateralidad.

El proceso de la lateralización

Mediante el proceso de lateralización, se produce la distribución de las funciones cerebrales en los hemisferios.

Es necesario que se haya definido la lateralidad para que se pueda producir el aprendizaje de la lectoescritura. El proceso de lateralización, es por tanto un prerrequisito para la adquisición de las competencias de la lectoescritura.

Una vez está definida la lateralidad, disponemos de un punto de referencia sobre el que orientarnos. Este hecho, en relación a la percepción espacial, necesaria para llevar a cabo cualquier actividad en la vida y para orientarnos respecto a la secuencia de letras, palabras, etc… posibilita realmente que aprehendamos tanto a leer como a escribir.

De no darse el proceso de maduración adecuadamente, aprender a leer y escribir puede convertirse en un hecho estresante a nivel de sistema nervioso, y éste reaccionará generando compensaciones, caminos alternativos, o lo que los terapeutas ocupacionales solemos denominar “habilidades postizas”. Éstas postizas requieren mucho esfuerzo y concentración y no tienen un uso práctico en otros campos de la vida del niño.

Una habilidad postiza o escindida es, por ejemplo, cuando un niño es capaz de escribir su nombre sin haber desarrollado la destreza completa de haber aprendido las letras.

 

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Escrito por:

 

 

 

Violeta Morales Valdivia

Terapeuta Ocupacional Colegiada Nº 933

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