La salud mental es un bien necesario al que todas las personas deben tener acceso. Por eso es muy importante que las personas sordociegas tengan acceso a terapia psicológica, ya que también tienen emociones y circunstancias en su día a día que se deben trabajar en sesión.
La sordoceguera puede ser total, es decir que la persona afectada sea totalmente sorda y ciega. Aunque se den casos que se conserve un mínimo porcentaje de audición o visión. Las dificultades de comunicación y las actividades del día a día, hace que surjan alteraciones emocionales.
Aunque actualmente la salud mental está tomando una mayor importancia y facilitando el acceso, las personas sordociegas aún pueden encontrar barreras para poder acudir a terapia. Un obstáculo que pueden encontrar es la disponibilidad de profesionales de la salud mental que estén capacitados en sistemas de comunicación alternativos.
A nivel infantil vemos como estas dificultades sensoriales afectan al área conductual. Algunas de las consecuencias son un umbral de frustración bajo debido a sus dificultades comunicativas, el cual le impide al menor realizar actividades e ir evolucionando según le corresponde a su grupo de edad. Estas dificultades comunicativas pueden provocar también un aislamiento social, tanto con su entorno familiar como con su entorno escolar. El aislamiento conlleva no poder jugar o relacionarse con sus iguales, con el impacto que esto supone en el desarrollo del menor el no poder jugar con otros niños. A nivel familiar, las consecuencias se traducen en problemas en las tareas cotidianas de cada día, esto puede llevar a frustraciones en los progenitores.
Si nos centramos en los adultos, se puede dar el caso de que la discapacidad se reproduzca durante la etapa adulta, lo que puede provocar una situación similar al duelo, teniendo que pasar por las diferentes fases. Esto puede afectarles tanto en su ámbito personal como profesional. Asimismo, los adultos que presentan dicha discapacidad desde la infancia también se enfrentan a las dificultades que le pueden surgir en su día a día. Todo esto tiene una afectación emocional elevada que puede ir de la mano de alteraciones conductuales.
Los psicólogos entramos en acción cuando tanto en la infancia como en la etapa adulta las dificultades provocadas por la discapacidad tienen como consecuencias falta de gestión emocional o problemas conductuales. Nuestro objetivo es hacer funcional la vida de dichas personas, buscando lo mejor para ellas y su entorno.
Escrito por:
Mario Medero Martínez
Psicólogo Nº colegiado: AN11131
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