Los importantes beneficios de aprender a respirar despacio.
A medida que crecemos respiramos peor y de manera más superficial, haciendo los movimientos musculares inadecuados y moviendo el cuello y los hombros cada vez que inhalamos.
Respirar mal tiene consecuencias directas sobre nuestra salud mental y física; nos sentimos más cansados, nos falta energía, nos cuesta concentrarnos y esto puede aumentar nuestros niveles de estrés.
Cultivar un mayor control sobre nuestros pulmones puede traer muchos beneficios a nuestra salud física y mental. En nuestras clases de yoga hacemos hincapié en el aprendizaje de la respiración completa y tranquila, como la de un bebé.
Cuando un bebé respira, lo hace de manera bien profunda. Cada inhalación se hace desde la barriga donde juega un papel fundamental el diafragma, "la nave nodriza de todos los músculos respiratorios".
Una respiración profunda donde se utilice el diafragma no solo permite que entre más oxígeno en nuestro organismo, sino que también envía mensajes al cerebro que nos mantienen en un estado más relajado, ayudando a reducir los niveles de estrés. Ya que equilibra el sistema nervioso autónomo.
Consejos para mejorar nuestra respiración
Aquí os dejamos algunos consejos para aprender a respirar bien:
- Adopta una postura cómoda, cierra los ojos y concéntrate únicamente en tu respiración.
- Realiza una inhalación profunda, dejando que el abdomen se llene de aire y se expanda ligeramente. Cuando exhales, hazlo también despacio y por la nariz.
- Pon una mano debajo de tu ombligo y la otra en la parte superior del pecho. Para saber si estás realizando una respiración diafragmática, la mano que está sobre el abdomen debería moverse más que la que tienes sobre el pecho. Para ello, tienes que enviar lentamente el aire desde la nariz a la parte posterior de la garganta y de ahí hacia la barriga.
- La exhalación debe ser lenta también, permitiendo que el abdomen se desinfle por completo.
- Repite más ciclos de respiración prestando atención a tu abdomen en cada uno de ellos.
Escrito por:
Carmen Moya Gómez
Instructora de Yoga en Atempra
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