¿Qué es el Ictus o ACV?
El accidente cerebro vascular (ACV) o Ictus son términos que se utilizan para describir las consecuencias de una interrupción súbita del flujo sanguíneo a una parte del cerebro o de la rotura de una vena o arteria cerebral.
Tipos de Ictus
- Ictus isquémico (infarto cerebral). Se produce por la obstrucción del flujo sanguíneo de una arteria cerebral (trombosis, embolia), lo que origina una disminución del riego sanguíneo en esa parte del cerebro. Aproximadamente el 75% de todos los Ictus son infartos cerebrales.
- Ictus hemorrágico (hemorragia cerebral). Se produce por la rotura de un vaso, lo que provoca la salida de sangre y la comprensión de estructuras del sistema nervioso central.
Causas del Ictus Isquémico
- Es una inflamación crónica de las arterias, que provoca la acumulación de placas de colesterol en sus paredes, lo que favorece la formación de trombos. Este trombo puede llegar al cerebro y provocar el infarto cerebral.
- Ictus cardioembólico. Los trastornos del ritmo cardiaco (arritmias y la fibrilación auricular), la dilatación de las cavidades cardiacas o las alteraciones de las válvulas cardiacas, pueden ocasionar trombos en el interior del corazón y de ahí llegar al cerebro. Suelen provocar Ictus extensos, ya que los trombos suelen ser de gran tamaño.
- Por causas poco frecuentes. La rotura de una pared de una arteria, de forma espontánea o por un traumatismo.
- Trombosis venosa cerebral. Formación de trombo en la vena cerebral, por lo que puede dificultad la irrigación de la zona.
- Causa indeterminada. Cuando no se puede establecer una causa clara.
Causas del Ictus hemorrágico
- Presión arterial alta. La hipertensión arterial es una enfermedad crónica de las arterias que puede provocar su obstrucción o su rotura y pueden causar hemorragias cerebrales.
- Procesos degenerativos. La angiopatia amiloide cerebral es frecuente en edades avanzadas y puede provocar la deposición de sustancias en las arterias.
- Hemorragias secundarias a malformaciones vasculares cerebrales.
Síntomas
- Pérdida de la sensibilidad o de fuerza en un lado del cuerpo
- Pérdida de la capacidad de caminar
- Imposibilidad de hablar
- Alteraciones visuales
- Dolor intenso de cabeza
Factores de riesgo
- A partir de los 55 años, cada década que pasa se dobla el riesgo de tener ictus.
- Hipertensión
- Diabetes
- Sedentarismo
- Sobrepeso
- Tabaco
- Colesterol elevado
- Consumo de drogas y alcohol
- Género. Los hombres tienen más probabilidad de sufrir un
- Algunos grupos poblacionales. Los afroamericanos y los hispanos pueden presentar un mayor riesgo de
- Antecedentes familiares
Diagnóstico precoz
La llegada de un paciente a un centro hospitalario en las primeras 6 horas de comienzo de un Ictus es fundamental para reducir las complicaciones en un 25-30%.
Aproximadamente un 30% de los pacientes pueden tener síntomas previos de escasa duración, llamados ataques isquémicos transitorios. Es importante su identificación, ya que se puede evitar un infarto cerebral posterior.
La prevención disminuye el riesgo, por lo que debe hacerse a cualquier edad, pero sobre todo a partir de los 45 años, a fin de identificar los factores de riesgo mencionados anteriormente. Su control reduce drásticamente el riesgo de Ictus.
Secuelas y esperanza de vida
Después de un Ictus, un tercio de las personas tiene una recuperación satisfactoria, otro tercio queda con secuelas graves y el otro tercio de los Ictus son fatales. La tercera parte de los fallecimientos ocurre durante el ingreso hospitalario y el resto, en los meses siguientes.
El principal factor que determina el alcance de las secuelas posteriores a un Ictus, es la gravedad inicial, que está relacionada con el área del cerebro lesionada.
Otro de los factores principales es la edad del paciente, ya que las personas mayores tienen una capacidad limitada de recuperación. Con frecuencia tienen otras enfermedades asociadas que pueden complicar la evolución.
Las secuelas tras un Ictus son:
- Pérdida de fuerza, falta de coordinación o pérdida del control del movimiento.
- Propensión a caerse.
- Trastornos visuales.
- Trastornos en el lenguaje.
- Espasticidad.
- Trastorno de la sensibilidad.
- Dolor superficial.
- Disfagia o dificultad para tragar.
- Incontinencia urinaria.
- Alteraciones del estado de ánimo.
- Deterioro cognitivo. Disminución de la memoria, atención, orientación, planificación y organización.
Rehabilitación logopédica en el Ictus
Tras un accidente cerebro vascular se pueden dañar áreas cerebrales donde se encuentra el lenguaje, por lo que se pueden producir trastornos del lenguaje tras un Ictus. Este trastorno se denomina afasia, y dependiendo de la zona del cerebro afectada se pueden presentar distintos tipos.
La afasia es el conjunto de trastornos de producción y/o comprensión del lenguaje, como consecuencia de un daño en las zonas del cerebro relacionadas con el lenguaje.
La rehabilitación comenzará a “pie de cama”, en el hospital, para poder establecer si existe un trastorno del lenguaje y establecer un diagnóstico inicial de afasia.
Dependiendo del tipo de afasia, se puede presentar la siguiente sintomatología:
- Pérdida total o parcial del lenguaje oral.
- Dificultades con las tareas de denominación y repetición.
- Dificultades con la comprensión del lenguaje.
- Disartria. Trastorno de la ejecución motora del habla.
- Imposibilidad o dificultad para leer y escribir.
- Dificultades con el cálculo.
- Apraxia del habla. Dificultad para realizar los movimientos precisos para hablar, es decir el cerebro tiene dificultad para planificar los movimientos del habla.
- Dificultades a nivel semántico y de acceso al léxico.
- Anomia. Incapacidad o dificultad de reconocer o recordar los nombres de las cosas.
- Disfagia. Dificultad o imposibilidad de tragar.
- Parafasias. Cambios de fonemas, sílabas o palabras por otros.
El logopeda es el especializado en valorar y rehabilitar dichos problemas de lenguaje ocasionados por la afasia. El objetivo de la rehabilitación logopédica es que el paciente consiga comunicarse de forma más eficiente posible en distintos contextos sociales, aplicando para ello estrategias de intervención adecuadas.
Si existen problemas de deglución, el objetivo será recuperar la capacidad de tragar y evitar las complicaciones respiratorias.
Escrito por:
Alba Mª Jiménez Zumaquero
Logopeda col. nº 29/1773
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